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Alex Ehecatl
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Imagino cómo me verán ese día, el día en que ya no los recuerde,
ese día que solo pueda ver sus rostros, escuchar sus voces hablarme con gentileza,
decirme abuelo, decirme padre, sentir sus manos cálidas tomando las mías,
contarme de quién dicen que fui, lo que me gustaba hacer, mostrarme mis dibujos,
enseñarme los libros que leí, leerlos para mí esperando que haga un comentario sobre las historias, repetir las pláticas que tuvieron conmigo hablando sobre casi cualquier cosa
y de todos los lugares que visitamos juntos, me mostrarán miles de fotos,
de esas que yo no paraba de tomar, siempre!
– ¡mira este de aquí eres tú!, ¡y ese pequeñito vestido de azul soy yo,
a los ocho años montado en la bici que ese año me trajeron los Reyes!
En vano tratarán de hacerme recordar mi ropa favorita, el aroma y sabor de mi comida especial.
Imagino ahora como se sentirán entonces, cada vez que les pregunté a cada instante
– ¿quién eres tú?
– ¡soy tu hijo, tu hijo Alejandro y tú eres mi papá! (dirás mientras se te quiebra la voz por la impotencia)… Aunque ya no lo recuerdes.
Imagino ahora sentirán tristeza por mi, por mi estado, por mi mente que ha dejado de existir,
que se ha remontado a otros lugares a los cuales ustedes no pueden llegar.
Cuando les pregunte qué día es hoy por enésima vez, en qué mes estamos o en qué año nací.
¿Cuál es mi nombre? nuevamente.
No se preocupen, no sientan pena ni dolor, ni tristeza.
Jamás fue mi intención olvidarlos simplemente, es que ya no los recuerdo.
alxmay78@gmail.com